lunes, 30 de junio de 2008

Promoción 95




Era un día común y corriente donde salia de una ducha lo suficientemente caliente como para pelar un pollo, cuando me dieron la noticia que me buscaba Katia, cuando me asomé sigilosamente a la ventana para ver de quien se trataba, hice un rápido repaso mental sobre las personas que conocí en mi vida, y grande fue mi sorpresa cuando recordé que la tal Katia era una compañera de mi promoción del colegio, la cual no veía hace 13 años!. La salude con especial cariño por los años y por el gusto que me dio verla después de tanto tiempo, la cosa se puso mejor aún cuando me dijo de los planes de un reencuentro de promoción a la cual estaba invitada, mi respuesta fue un si rotundo. Un día antes rebusqué entre polvo y fotos viejas mi anuario del cole, para dentro de todo recordar las caras de mis compañeros y por su puesto no caer en roches ese día. Llegado el día mientras me alistaba para salir, pensaba lo mucho que debo haber cambiado desde aquella época, me preguntaba ¿Me reconocerán? ¿Ira aquella? ¿Ira aquel? ¿Cuántos serán padres exitosos? ¿Quienes serán profesionales? En fin, un montón de preguntas que se acentuaban mientras tomaba la combi que me dejaría en la pollería de encuentro. Cuando llegue, era 4 personas las que me recibieron con un fuerte abrazo y con las preguntas de rigor entre las que se incluye, ¿Soltera? ¿Donde trabajas? Entre ellas estaba Claudia, a la que recuerdo de manera especial porque era mi "rival" del salón, la que se picaba cuando le ganaba en un examen, la que tenia un bonita letra, la que hacia los mejore dibujos y si de casualidad sabias algo que ella no, al día siguiente venia con la enciclopedia del momento para corregirte o "aclarar" algunas dudas. Fue muy anecdótico verla después de mas de 10 años, y sigue siendo la chica más ordenada, que manejaba una agenda más gruesa que la biblia y con la letra mucho mejor aún. Después pude ver a Katy, la chica más alocada y fiestera de todos, la que organizaba los tonos y tenía más pretendientes que muchas de nosotras juntas, fué muy irónico verla ahora como una madre de dos niños y con responsabilidades de madre y esposa. Después llegaron otras chicas entre ellas Karin (la odontóloga), Mili (la administradora), Jacky (la ingeniera de sistemas), las cuales hicieron de la reunión un ambiente más que agradable. La cereza del pastel estuvo cuando llegó aquel chico que tontamente deje pasar, aquel amor de cole no correspondido (por mi temor, inmadurez), Jesús. Este muchacho fue de los mejores que conocí en el cole, fue aquel amigo que siempre andaba conmigo, el que daba detalles sin esperara más que una sonrisa a cambio, pero que yo jamás pude ver con ojos distintos al de un buen amigo. El punto es que llego Jesús, con algunos kilos de más y hecho todo un padre de familia ejemplar. Intercambiamos muchas sonrisas entre todos y chacota al recordar de nuestro idilio frustrado, pero dentro de todo me alegro mucho verlo tan feliz y con la misma chispa de antes. Por algún momento me cuestioné acerca del que hubiera pasado si nosotros..., pero creo que la vida tiene un sentido el cual muchas veces no lo vemos en un inicio, pero que al pasar los años se van aclarando o respondiendo. De todo este reencuentro puedo rescatar que la gente no cambia, la esencia es exactamente la misma, a lo mejor el ambiente que te rodea te fuerza a comportarte de alguna forma distinta, pero si te ves en el espejo simplemente ves aquello que siempre fuiste. Yo cuando me pude ver en los ojos de mis compañeros del cole vi la misma chica media timidona pero un tanto alocada, la única diferencia que ellos notaron era que ahora tomo mucha más chela que antes y tengo varios kilos de más. Este reencuentro me sirvió para encontrarme con mi pasado, el que me debía, el que me busca y el que me encontró.
Gracias chicos por aquellas horas.

lunes, 23 de junio de 2008

Gracias




Falta una semana para partir. Tengo sentimientos inciertos respecto a mi viaje, que solo el tiempo me los sabrá revelerar. Con motivo del viaje, este fin de semana me reuní con mis amigos después de mucho tiempo, para conversar, burlarnos, bailar y tomar un poquito. Me encanto ver a la mayoría de ellos tal cual hace años atrás, reírnos de las mismas tonterías y contar aquellas experiencias que sólo la vida y el alcohol te pueden hacer hablar. Las estrellas de la noche fueron los muchachos, Alaín por su encantador baile e incansable sed y Milton por su apetito voraz y rulos al viento. Dado las 2 de la mañana y viendo que el refri ya andaba algo vacío, nos fuimos a saludar por su cumple a mi vecina (R, la morena), mejor no la pudimos pasar, al son de la salsa dura y con un señor idéntico a Oscar de León, no cabe duda que la gente morena sabe divertirse, ya cuando vimos que Alían se rindió en los brazos del profundo sueño en la silla de la sala, supusimos que era momento de ir a dormir. Una vez de regreso a mi casa, los chicos -y yo-rebuscamos lo que había quedado de la pollada y comimos el más rico y sabroso calentado (cuando estas alcoholizado, todo sabe mejor). A la mañana siguiente todo era tranquilidad pero sobre todo placentero porque pasamos unos buenos e inolvidables momentos. Gracias chicos por venir: Karin, Carlita, Anita, Alaín, Milton y Carlos, los llevare siempre conmigo y nos vemos pronto.